Consiste en la
toma de muestras de la pleura parietal obtenidas a través de una punción
transparietal torácica con una aguja diseñada para ello. Es una técnica diagnóstica
ciega, porque no se visualiza la zona que se biopsia. La rentabilidad depende
de la experiencia del médico que la haga y del patólogo, más que del tipo de
aguja. La mayor rentabilidad se logra en enfermedades con afectación difusa de
la pleura (TBC), y menor en neoplasias que pueden tener implantes dispersos.
Está indicado
en pacientes con exudado pleural de causa desconocida, especialmente si se
sospecha TBC o neoplasia. Las contraindicaciones son las mismas que las
expuestas en la toracocentesis. También está contraindicada en el caso de
empiema.
La técnica se
realiza, con la misma posición del enfermo y localización del punto de punción,
descriptas en la toracocentesis. La aguja debe introducirse perpendicularmente
al tórax, cerca del borde superior de la costilla, y la llegada al espacio
pleural se detecta por la disminución de la resistencia para su progresión. El
número de muestras recomendable depende del tamaño y características de las
mismas. Si se sospecha neoplasia, se recomienda que sean cuatro al menos, y
para la TBC puede ser suficiente con una. Al retirar la aguja, se masajea el
tejido subcutáneo y se puede dar un punto de sutura. Las muestras se envían al laboratorio
de microbiología y al servicio de anatomía patológica.
BIBLIOGRAFÍA
Villena Garrido, V, Pun, Y-W. Toracocentesis. Biopsia pleural
percutánea. En: En Fernández Fau L, Freixinet Gilart J. (Eds) Tratado de
Cirugía torácica. SEPAR/EDIMSA 2010; Vol 1: 367-384.
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